Gracias a la saga de “Twilight” creada por la norteamericana Stephanie Meyer, los vampiros han vuelto a estar de moda, pero esta vez de una forma diferente. Ya no son aquellos seres repugnantes y llenos de maldad, sino que se constituyen como seres seductores, capaces de amar a un ser humano.
Últimamente hemos visto una avalancha de vampiros, y no hablo de los reales, sino que pareciera que la humanidad se ha puesto de acuerdo para que en el siglo XXI volvamos a cautivarnos con estos seres de piel traslucida y que toman sangre.Pero esta fascinación es muy distinta a aquella demostrada en épocas remotas, o recientemente gracias a Hollywood y las diferentes novelas que se han creado a través de los tiempos. Los vampiros de hoy en día se han convertido en seres que inspiran admiración, deseo y hasta amor, muy alejados de aquella visión en donde los situaba como criaturas malévolas, repugnantes y temibles.
Todo esto se debe al fenómeno “Twilight” o “Crepúsculo”. Gracias a esta saga los vampiros se han vuelto de moda entre las adolescentes. Cuatro libros la conforman, y en cada uno Stephanie Meyer cuenta la historia a través de una joven llamada Bella Swan, quien se enamora perdidamente de un vampiro que ha vivido más de cien años, Edward Cullen.
En 2008 la saga es llevada a la pantalla grande a manos de Summit Entertainment. Desde aquel año no ha parado. Tanto Crepúsculo, como Luna Nueva y Eclipse han reportado grandes ganancias alrededor del mundo, convirtiendo a miles de personas en seguidores de esta historia. Y la fiebre por Robert Pattinson, actor que encarna a Edward Cullen se ha desatado, haciendo más famosa aún la novela.
Este vampiro es completamente diferente a aquel retratado por Bram Stoker en su novela “Drácula”. A diferencia del ser cautivante, pero al mismo tiempo repugnante y temible, tanto Edward como la familia Cullen son vampiros que pasan desapercibidos para el ojo humano.
Se caracterizan por la capacidad de moverse a la luz del día sólo cuando está nublado, pero lo que más llama la atención y que los diferencia con los otros vampiros que conocemos, es que se autodenominan “vegetarianos”. Esto quiere decir que no beben sangre humana, sino que sólo animal.
Gracias a aquella cualidad, Edward es capaz de desarrollar una relación con Bella Swan durante toda la historia. Es este dilema el que se desarrolla durante la trama, retratando a un vampiro incapaz de hacer daño a un ser humano, sucumbiendo a su amor y transformándose, finalmente, en casi una persona normal.
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